martes, 15 de enero de 2008

Contando cuentos con texturas

Cuando eramos estudiantes de Artes Escénicas en la Universidad de Rio de Janeiro conocimos al director francés Tarak Hamam , él llego a la facultad para dictarnos un taller de teatro, nos conto que también era narrador de cuentos y artesano y que junto con su madre Clotilde hacia tapetes para contar cuentos a niñas y niños.
Los tapetes cuentacuentos son hechos a maquina con diferentes retazos y texturas, cada tapete es un cuento para contar.
Todo comenzo cuando su mamá Clotilde le quiso dar un regalo a su nieto, coserle su cuento preferido, creo así el primer tapete cuenta cuento, un escenario que él pudiera tocar oir y recontar , bueno la historia es larga asi como los cuentos que de ahi para adelante cosieron.
Nosotros trabajamos con Tarak en Rio de Janeiro por tres años, contabamos cuentos en colegios y bibliotecas, descubriendo el arte de invitar a la palabra en un espacio minimalista, aprendimos a revelar un material con calma, a jugar con sus texturas así como revelabamos los matices de una historia.
Dicen que hay cuentos que piden para ser contados, talvez fue asi que sucedio cuando decidimos formar el grupo Os Tapetes Contadores de Historias, eso fue en 1998 y desde ese año venimos haciendo diferentes soportes plásticos de telas para contar cuentos.
Warley Goulart y Cadu Cinelli son los coordinadores del grupo y también fueron los que comenzaron el desafio de usar las maquinas de coser de mamas y abuelas para crear tapetes , maletas, faldas, mandiles y mas para contar historias.
Algunos de los cuentos poéticos de Carlos Drumond de Andrade se unieron en retazos así como historias de Ana Maria Machado, Jutta Bauer, Ricardo Azevedo y otros de tradición oral.
http://www.tapetescontadores.com.br/

lunes, 14 de enero de 2008

Un cuento que siempre me pide para ser escuchado

La Tejedora de Marina Colasanti

Despertaba aún en lo oscuro, como si oyese al sol llegando detrás de las orillas de la noche. Y luego se sentaba en el telar.
Hebra clara para comenzar el día. Delicado trazo de luz, que iba pasando entre los hilos extendidos, mientras allá afuera la claridad de la mañana dibujaba el horizonte.
Después lanas vivas, calientes lanas se iban tejiendo hora a hora, en largo tapiz que nunca acababa.
Si era fuerte por demás el sol y en el jardín colgaban los pétalos, la joven colocaba en la lanzadera gruesos hilos cenicientos del algodón más felpudo. En breve, en la penumbra traída por las nubes, escogía un hilo de plata, que en puntos largos rebordaba sobre el tejido. Leve, la lluvia acudía a saludarla en la ventana.
Pero si durante muchos días el viento y el frío peleaban con las hojas y espantaban a los pájaros, le bastaba a la joven tejer con sus bellos hilos dorados, para que el sol volviese a calmar la naturaleza.
Así, tirando la lanzadera de un lado para otro y batiendo los grandes dientes del telar para el frente y hacia atrás, la muchacha pasaba sus días.
Nada le faltaba. En la hora del hambre tejía un lindo pez, con cuidado de escamas. Y he aquí que el pez estaba en la mesa, listo para ser comido. Si la sed venía, suave era la lana color de leche que mezclaba en el tapiz. Y a la noche, después de lanzar su hilo de oscuridad, dormía tranquila.
Tejer era todo lo que hacía. Tejer era todo lo que quería hacer.
Pero tejiendo y tejiendo, ella misma trajo el tiempo en que se sintió sola, y por primera vez pensó qué bueno sería tener un marido al lado.
No esperó el día siguiente. Con el primor de quien intenta una cosa nunca conocida, comenzó a intercalar en el tapiz las lanas y los colores que le darían compañía. Y poco a poco su dibujo fue apareciendo: sombrero emplumado, rostro barbado, cuerpo erguido, zapato pulido. Estaba justamente colocando el último hilo, cuando tocaron a la puerta.
Ni siquiera necesitó abrir. El hombre puso la mano en el pomo, se quitó el sombrero de plumas y fue entrando en su vida.
Aquella noche, recostada sobre el hombro de él, la joven pensó en los lindos hijos que tejería para aumentar todavía más su felicidad.
Y feliz fue por algún tiempo. Pero si el hombre había pensado en hijos, luego los olvidó. Descubierto el poder del telar, en nada más pensó, a no ser en las cosas todas que él podía darle.
-Una casa mejor es necesaria - le dijo a la mujer. Y parecía justo, ahora que eran dos. Exigió que escogiese las más bellas lanas de color de ladrillo, hilos verdes para los batientes y prisa para que la casa aconteciese. Pero lista la casa, ya no le pareció suficiente.
- ¿Por qué tener casa si podemos tener palacio? - preguntó.
Sin querer respuesta, inmediatamente ordenó que fuese la piedra con remates de plata.
Días y días, semanas y meses, la muchacha trabajó, tejiendo techos y puertas, y patios y escaleras, y salas y pozos. La nieve caía allá afuera y ella no tenía tiempo de llamar al sol. La noche llegaba y ella no tenía tiempo para rematar el día. Tejía y entristecía, mientras, sin parar, batían los dientes acompañando el ritmo de la lanzadera.
Al final del palacio quedó concluido. Y entre tantos lugares, el marido escogió para ella y su telar el cuarto más alto de la más alta torre.
- Es para que nadie sepa del tapiz dijo: Y antes de cerrar la puerta con llave advirtió: faltan las caballerizas y no olvides los caballos.
Sin descanso tejía la joven los caprichos del marido, llenando el palacio de lujos, los cofres de monedas, las salas de criados. Tejer era todo lo que hacía, tejer era todo lo que quería hacer.
Y tejiendo y tejiendo, ella misma trajo el tiempo en que su tristeza le pareció mayor que el palacio con todos sus tesoros. Y por primera vez pensó qué bueno sería estar sola de nuevo.
Sólo esperó anochecer. Se levantó mientras el marido dormía soñando nuevas exigencias. Y descalza para no hacer ruido, subió la larga escalera de la torre y se sentó en el telar.
Esta vez no necesitó escoger ningún hilo. Tomó la lanzadera al contrario y, lanzándola veloz de un lado al otro, comenzó a deshacer su tejido. Destejió los caballos, los carruajes, las caballerizas, los jardines. Después desbarató los criados y el palacio y todas las maravillas que contenía. Y nuevamente se vio en su casa pequeña y sonrió hacia el jardín, más allá de la ventana.
La noche acababa cuando el marido, extrañando la cama dura, despertó y espantado miró en derredor. No tuvo tiempo de levantarse. Ella ya deshacía el diseño oscuro de los zapatos y él vio sus pies desapareciendo, esfumándose las piernas. Rápida la nada se subió por el cuerpo, tomó el pecho erguido, el emplumado sombrero.
Entonces, como si oyese la llegada del sol, la moza escogió una hebra clara y fue pasándola lentamente entre los hilos, delicado trazo de luz que la mañana repitió en la línea del horizonte.

Falda bordada para contar cuentos
esta falda la bordo el artesano Jesus Morales, lo conoci por casualidad, yo caminaba por Gamarra y entre a una galeria con distintos stands, me acerque a preguntar por flores bordadas, pero ampliamente andaba buscando, vi la falda por casualidad, la tenia dentro de una bolsa transparente, estaba colgada y desde la pared aparecian todos los personajes en sus distintos paisajes. - Sr. por favor baje esa falda- él me comento que la habia hecho de recuerdos ya hace algun tiempo, me la dio prestadita ante mi insistencia sin entenderme bien , cuando le decia que la iba a usar para inventar historias con todo lo que él bordaba, me dijo sonriendo de a poquitos: usted no me estara metiendo un cuento no?
Volvi casi al año para devolversela y mostrarle las fotos del trabajo, él sonrio de a poquitos y me dijo la falda ya es suya, muestrela
Por siempre gracias Sr Jesus. encontre asi otras manos que cuentan.

Libros bordados para leer y tocar

Libros Bordados
Libros bordados por las arpilleras Maria Gutierrez y Maruja Santana.

Manos que cuentan
Libros artesanales para leer y tocar- Tradición oral y arte popular peruano.

Manos que cuentan, es el nombre del proyecto, que reúne a mujeres artesanas, tejedoras y bordadoras peruanas: madres, hijas, abuelas, que con agujas e hilos, cosen y bordan retazos de telas para crear un libro artesanal.
Nacimos de la inquietud y necesidad de presentar la tradición oral peruana a niñas y niños, con la creación de nuevos soportes artesanales provenientes de nuestro arte popular, la arpillera.
Para su confección, artesanas arpilleras, juntan hilos, puntos, colores e imaginación para diseñar los distintos escenarios de los cuentos orales.
Y así creamos el material para invitar a manos lúdicas y curiosas para dar vida a las historias y leyendas, que esperan ser contadas y tocadas.
Los libros de telas, son interactivos, presentan personajes manipulables, bolsillos para descubrir y escenarios de texturas.

El proyecto se inauguro en junio del 2005 con el apoyo institucional y patrocinio del Centro de Documentación de Literatura Infantil (Cedili/ IBBY- Perú) gracias a la confianza que tuvo la Sra Lily de Cueto,
Tuvimos encuentros con las señoras artesanas del taller de arpilleras Santa Julia en Delicias Chorrillos, con dinámicas, juegos de narración de historias y confección de escenarios.

Actualmente conforman el grupo Manos que Cuentan, señoras artesanas, menciono la gran labor que tienen Sra Maria Gutierrez y Maruja Santana grandes arpilleras.
La coordinación del trabajo esta a cargo de la narradora oral y productora cultural Rosana Reategui.
Los libros bordados se han presentado en exposiciones y narraciones de cuentos en galerías, centros culturales, colegios, bibliotecas, ferias del libro con temáticas de educación intercultural, animación a la lectura y desarrollo social.
Exposiciones Interactivas: Galería Dédalo (2005, Lima) ,I Feria del Libro Infantil Juvenil (2005, Lima), Proyecto Sumando Esfuerzos: Premio a la gestión ciudadana (Jockey Plaza, Lima 2005), Conjunto Cultural da Caixa: “O fío das Historias” (Brasilia, 2005, Rio de Janeiro 2007), 50ªAniversario de Lima Tours (Lima, 2006), Centro Cultural Antares, artes y letras ( Febrero, 2007).

Con el titulo Cosiendo Historias, en Octubre de 2005, Manos que cuentan, obtuvo el primer lugar en el concurso Mejor Libro Objeto “Carlos Oquendo de Amat” en la I Feria del Libro Infantil y Juvenil, otorgado por la Cámara Peruana del Libro.

Con talleres permanentes, actualmente se confeccionan los siguientes cuentos y leyendas peruanas de costa, sierra y selva.

- Achiqué (Sierra)
- El zorro y el cuy (Sierra)
- El misterio de las Islas Pachacamac (Costa)
- Adivinanzas Quechuas (Sierra)
- Mono Machín (Selva)
- El campesino y la culebra (Sierra)
- Mama Rayhuana (Sierra)

Cada libro tiene una confección íntegramente manual, con medidas de 30cm x 30cm, cuenta con 5 divisiones de tela, presentando diferentes retazos y texturas. En la última hoja, dentro de un bolsillo, está escrito el cuento correspondiente.

Niños en Brasil
Niños cariocas conociendo los cuentos en Exposición "O Fio das Hisotrias" do grupo os Tapetes no Conjunto Cultural da Caixa-Abril 2007
El cuento de la Achique
la bruja Achiqué, la araña, el buho y la niña Maria encontrándose en el cuento.